jueves, 18 de febrero de 2016

Cuando nosotros definimos!!!

Que tan legítimos son los presidentes?

Entiendo que de alguna manera, el titulo puede despertar suspicacias, pero realmente, lejos estoy de intentar cualquier cosa, que no sea, poner sobre la mesa de las cuestiones, una vacilación , un suceso personal, que no termina de convencerme cuando lo imagino, como una axioma   figurativo, producto de un incidente   legal.
También creo que por esos espacios, no tan bien definidos, (y esto no tiene nada que ver con cómo lo llame uno, o el titulo reglamentario que merece por ley, cosa que no siento la necesidad de debatir, ya que visto desde este lugar, ese rotulo burocrático o protocolar se me ocurre  bastante menos  importante, que esta distinción, que sin estar escrita, en ninguna tabla hierática, concede atributos trascendentales para aquel que lleva adelante los destinos de sus representados.)
Cualquiera de nosotros sin demasiada especulación, puede diferenciar más allá de lo estético, (que no digo, que no contribuya  a la imagen común, pero que no es  desde este enunciado, el factor de importancia) si un mandatario (para contribuir  a una visualización más global, del interlocutor del que hablamos) es o no legítimo.
Esto,( y hablo de la percepción que nos causa)  como algunas otras cualidades genuinas, no es fruto tan solo de lo aplicado que fuere el  sujeto , ni del conocimiento o no de las reglas de formalidad que tenga el mismo, sino más bien de un acontecimiento del estado natural de este mismo.
Pero ahora, en este análisis, aplicado a los mandatarios (de naciones, ciudades; barrios, etc…) nos podríamos preguntar, a fin de obtener algún resultado a la consigna principal de la  instrucción) que hace, o como se logra, e inclusive si es que cualquiera puede  rotularse como legítimo, y llevarse el triunfar en el intento.
Normalmente, (hasta por una razón instintiva) no somos proclives a la imparcialidad, Nos cuesta mucho definir una situación en forma objetiva; en forma relajada. A menos que puntualmente nos impongan este detalle  como norma. El que por cierto, tampoco nos garantiza que lo logremos, y esto (que no solo lo sabemos nosotros) es hoy por hoy, una herramienta esencial y de uso múltiple, para los gurúes de marketing y la formación de imagen.
La suma de estos dos puntos (es decir la falta de definición, y la aplicación abusiva de percibir  un agujero negro, en nuestras decisiones inciertas.  Les otorga la posibilidad de maniobrar, como mover la aguja, de esa esencial balanza, hacia el costado que ellos desean. Con la particularidad estadística, de que la mayoría de estos manipulados, pocas veces llegan a enterarse, que determinada acción, no obedece a la suma de reflexiones personales, sino que, desde lo subliminal, han plantado de alguna manera los disparadores necesarios para que nosotros, (ajenos a estos manejos organizados) optemos por el veredicto que más les conviene a ellos.
Más allá de que creamos o no en la certeza de esta dilucidación, tendríamos, al menos que tomarnos el tiempo (total nadie tiene que saber que uno lo hace, si realmente es lo que pretendemos) de examinar el porqué de ciertas decisiones, y  confirmar si efectivamente las mismas, no fueron  arrebatadas, o no analizadas  en la totalidad de las opciones de que disponíamos para nuestra  elección.
Luego, como complemento de este primer ejercicio, respondernos si el mismo, nos generó, alguna devolución, y aquí, es necesario un aparte.
Tomar distancia por un minuto para entender, que es tan noble este entrenamiento, que como esos carteles de las viejas kermeses, podríamos decir sin necesidad de mentir, que jamás se pierde.  Que existen muy pocos  objetivos, por mínimos que sean, que nos garanticen no perder jamás.
Y  se  verifica confirmando si es que dejo algún tipo de resultado.
Si no nos devolvió ningún resultado, pues bien, no hay problema, solo que posiblemente no hayas sido lo suficientemente honesto contigo. Pero bueno… nada te priva de hacerlo nuevamente…
Si lo dejo; perfecto porque  no existe resultado que sea negativo. Si la respuesta a estas cuestión nos devuelve que sí, que si fue revisada y tomada con el tiempo necesario como para estar seguro de que esa acción representa lo que queríamos expresar, extraordinario, solo tendríamos que saber que existen también corolarios, para aquellas decisiones que nos representaban. Es decir, si quise expresar eso y opte por eso… bien, nada nos garantiza, que esa  acción representativa de nosotros, sea la más conveniente.
Si la devolución nos reflejara, un no. Y nos enteráramos, de que realmente, podríamos haber evaluado mejor nuestras opciones… pues perfecto, porque nos hemos dado cuenta, (tan solo por ejercitarnos en como deberíamos tomar nuestras decisiones, y más allá del resultado), de que nuestra elección, cuenta; suma; define…y nos preparara para  que, en la siguiente posibilidad electiva, estemos preparados ,para  que más allá de los resultados, la misma, nos permita la tranquilidad de sentir que nuestra elección ha sido la correcta, y que a la vez, existe la posibilidad de que también descubramos,  que muchos, con la elección tan calificada como la nuestra, sean más, y que indudablemente  serán los que pondrán a sus representantes a manejar ( o administrar) los recursos del país por el tiempo en que hayamos decidido. Y atención, que esto no es poco; porque si nos decidimos a ejercitar con compromiso el ejercicio de un voto calificado.  No habría forma, (a menos de que precisamente  se voten otras prácticas por mayoría) de que ningún guru del marketing opere sin que lo sepamos, en nuestras decisiones) tendríamos la convicción de que esa persona que asume por el lapso de 4 años la dirección y representación de toda la nación, ha sido elegida, por una mayoría, que tiene los mismos derechos que nosotros, a decidir quién y cómo, guiara el barco en el que estamos todos, los que lo han elegido, y los que no.
Y todos, los que al fin y al cabo, seguiremos navegando el mismo barco, nos repetiríamos mas. Nos insultaríamos menos… pondríamos puentes seguros si se abriera una grieta, ya que nosotros, aun perdiendo, tendríamos la  certidumbre, de que la mismas personas calificadas que eligieron otra opción diferente a la elegida por nosotros, al no hacerlo por revancha, por el famoso voto castigo, por tener que elegir lo mejor de lo peor. Esos, los que nos ganaron, los que se dieron el tiempo para verificar que su voto, caiga en buenas manos. Esos… los que triunfaron… no permitirán de ninguna manera, que se rife el destino de la patria, y serán, los que marcharan con nosotros ante el reclamo cierto, los que revocaran el mandato de sus sindicalistas, ni bien vean la acción  traidora  de la coima. Entonces, los perfiles de los candidatos, ya no podrán confundirse con los  prontuarios de los candidatos. Y no hará falta tanta reglamentación, ya  que un pueblo con memoria, verdad y justicia, es sin duda, la utopía que muy pocos soñaron. Solo tenemos que ejercitar. Y ya no importara de que sector, que ala de que partido, porque los conceptos del pueblo son sabios. Porque cuando nos apretamos entre todos, sin permitir que nos inyecten odio, reconocemos al otro en mí y tiramos  juntos para adelante, sintiendo la tradición, y la historia y sabiendo que “Patria o Muerte” es  para los que desde afuera intentan sangrar la  patria o para los que desde adentro se alinean a ellos. Y mi compatriota será el codo que me apretara porque de aquí “NO PASAN”

Entonces cuando por fin tras los consecuentes cambios de administraciones, entiendan los candidatos que nosotros  o ellos…. No importa que partido, estaremos custodiando día a día para comprobar que la confianza que hemos puesto en su persona, tendrá que estar a la  altura de la responsabilidad con que trabajen diariamente. Ahí…. En ese preciso momento… habremos logrado (si le da la capacidad de estar a la altura  de su pueblo)  un mandatario legítimo, con una representación para la que no hay protocolo y  brillaremos como pueblo memorioso, defensor de sus verdades, custodio de su justicia… y emblema, para seguir en el mundo.

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